domingo, 4 de septiembre de 2011

Un concejal del PP muestra su respeto y saluda a la División Azul

Dedica Juan José Primo Jurado, concejal del PP en Córdoba, un artículo en ABC (31/08/2011, edición de Córdoba, http://cordoba.abc.es/20110831/cordoba/sevi-setenta-anos-divison-azul-201108310815.htmla conmemorar el setenta aniversario de la División Azul, en el que termina manifestando su respeto y saludo a la misma. En esta guerra de ideologías, que aunque alguno la niegue, sigue existiendo, algunos de los mecanismos más poderosos de influir ideológicamente son precisamente edulcorar las historias sin contextualizarlas debidamente, contar medias verdades, o directamente mentir. Algo o mucho de eso hay en el artículo de Primo. Vayamos por partes.
Una primera cuestión a comentar sería la relativa a señalar, por parte de Primo, que la División Azul estaba circunscrita al combate contra el régimen de Stalin. Mira tú qué bien. Primo enfatiza el posicionamiento de la Azul en contra de la URSS. Sin embargo, no parece poner el mismo énfasis en reconocer que su respetada División Azul estaba a las órdenes de Hitler, quién tenía montado otro régimen en Alemania, sólo que este no se basaba en la lucha de clases, como el soviético, sino en la proclamación de la superioridad racial aria y en la construcción de un III Reich que llevaría a cabo la total aniquilación de las razas consideradas como inferiores, algo que, como todo el mundo sabe, lamentablemente se puso en marcha mientras duró la Alemania nazi. Para Primo, el juramento de lealtad que los muchachos de la Azul prestaron a Hitler, era algo meramente protocolario. Sugerir sibilinamente, como creemos que hace Primo, que los integrantes de la Azul no simpatizaban con la alianza nazi-fascista de la II Guerra Mundial, es perverso, por faltar a la verdad en relación a una cuestión tan importante. Precisamente era por su anticomunismo, entre otras cosas (también les unía su antiliberalismo y sus sentimientos antidemocráticos) por lo que simpatizaban con la Alemania nazi y la Italia fascista, algo que no parece querer reconocer Primo.
Se equivoca también Primo al decir que la creación y entrada en la contienda bélica de la División Azul no alteró la posición de neutralidad de nuestro país en el conflicto. Cuando la División Azul se crea, en 1941, España ya había abandonado su posición de “estricta neutralidad”, ya que se había declarado “no beligerante” el 13 de junio de 1940, justo en un momento en el que la Alemania nazi estaba venciendo en la guerra, después de haber invadido Holanda, Bélgica y Francia. Es decir, que la España de Franco, si no se había posicionado antes del lado de Alemania, había sido porque aun no había estado claro si la potencia nazi triunfaría en sus ansias imperialistas. En el momento en el que la balanza de la contienda caía claramente del lado alemán, Franco pensó que había llegado el momento de posicionarse formalmente a favor del eje Italo-Alemán, y empezó a preparar la entrada de España en la guerra. Al contrario de lo que luego vendió el franquismo, idea que todavía hoy mantienen los apologetas de Franco, si España no entró en la II Guerra Mundial no fue porque Franco se negara a cumplir las peticiones de los nazis, sino que fue justo al contrario: los alemanes consideraban que España, por cómo había quedado tras su guerra civil, sería más una carga que una ayuda, a lo que había que sumar las elevadas peticiones que Franco pidió a Hitler a modo de botín: Gibraltar, el Marruecos francés, el Oranesado (región noroccidental de Argelia), y el suministro de alimentos, petróleo y armas. Si España era neutral en ese momento, como afirma Primo, ¿qué hacía negociando con la Alemania nazi las condiciones para entrar en la guerra? Curiosa neutralidad, desde luego.
Por último, creemos que, para entender qué llevó a unos y a otros a enfrentarse en la II Guerra Mundial, hay que situar los acontecimientos en su contexto íntegro, y no seleccionar, a gusto del personal, los elementos que de dicho contexto interesen. Claro que los integrantes de la División Azul pretendían continuar, durante la II Guerra Mundial, su cruzada contra el comunismo y el ateísmo, después de haberla emprendido en España, atacando a la República democrática y laica, e instaurando el régimen franquista, nacional-católico. Pero la II Guerra Mundial no consistió en una lucha entre comunistas y anticomunistas. Precisamente, la URSS y las democracias liberales, a los que separaban sus modelos económicos y políticos, hicieron causa común para enfrentarse a un mismo enemigo, la amenaza nazi-fascista del Eje. Creemos que lleva razón E. Hobsbawm (1995: 150) cuando, acerca de la II Guerra Mundial, dice que el enfrentamiento fundamental no era el del capitalismo con la revolución social comunista, sino el de diferentes familias ideológicas: por un lado los herederos de la Ilustración del siglo XVIII y de las grandes revoluciones, incluida, naturalmente, la revolución rusa; por el otro, sus oponentes. En resumen, la frontera no separaba al capitalismo y al comunismo, sino lo que el siglo XIX habría llamado “progreso” y “reacción”. Es pretencioso señalar exclusivamente la causa anticomunista de los voluntarios de la Azul. Eran fascistas, mandados por fascistas (general falangista Agustín Muñoz Grandes), integrados en el ejército nazi. Pues a esos muestra el señor Primo su respeto y saludo (no sabemos si al estilo fascista). La guerra ideológica continúa, por supuesto.
Decenas de jóvenes realizan el saludo fascista, frente al homenaje a los caídos de la División Azul. - DANI POZO
Personas realizando el saludo fascista en un acto de homenaje a los caídos de la División Azul
(Foto de Dani Pozo, publicada en Público, el 14 de febrero de 2010).